
Cuando paseas y tus ropas son las mismas que ayer y anteayer y hace tanto…
tu trenza, la misma de tus tiempos adolescentes, clareando y perdiendo volumen
tu timidez sigue intacta, sigue encorsetándote
Cuando tu piel se está volviendo transparente de tanto mirar las mismas paredes
tus ojos se han quedado sin chispa ni brillo
tus músculos se han atrofiado por falta de uso
Cuando todo lo que te rodea parece estar pintado a blanco y negro
con tonalidades grises también
cuando la comida se ha vuelto insípida
Cuando tu conversación se ha agotado y solo hablas de lo que has visto en la televisión,
de gente que ni te importa ni te preocupa
cuando la palabra “sueños” no sabes pronunciarla, también por falta de uso
Cuando desapareció la música del viejo tocadiscos, sin descendiente ni sucesor
cuando los amigos se perdieron por mil caminos
cuando ni te acuerdas de la luna ni del amanecer
Cuando descubres que tu vida apesta a naftalina, SAL
por donde sea, SAL
recorta esos pantalones de toda la vida y déjale unos flecos en los bajos
recupera la vieja bicicleta del desván y vuela por las calles de tu ciudad
vuelve a sentir el sol en la cara
el impulso del viento que se cuela entre los árboles de las orillas del río
SAL, como hizo Abraham: SAL DE TU TIERRA
Abre las ventanas de tu casa y que entre el sol
Pinta las paredes de color
Llena el frutero de olorosas ciruelas, pavías, melocotones y paraguayos
y SAL hacia una vida que aunque parecía acabada o perdida, continúa
vuelve a descubrir el sabor del café, la gracia de la conversación y de la amistad
SAL, que siempre hay algo más
SAL aunque te parezca estar en un callejón sin salida
Sal. En caso de duda, siempre SAL.

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