
Photo by GESPHOTOSS on Unsplash (fragmento) Texto: Susana Aragón Fernández
Entona Amancio Prada con esa voz de arroyo que canta: “Tengo en el pecho una jaula, en la jaula dentro un pájaro, el pájaro lleva dentro del pecho un niño cantando…”
La niña que canta dentro de mi pecho ríe y se balancea
sostiene siempre mi mirada, quiere mi bien
La niña que canta crece con mi alegría
se alimenta de amaneceres, saltos y brincos.
Se alimenta de paz y sonrisas. No necesita más.
A la niña que canta no la puedo engañar. Puedo tapar su voz,
dejarla en un susurro apenas apreciable entre los ruidos de la ciudad.
Puedo abandonarla, olvidarla, dejarla desnutrida, raquítica, apagada
por ideas, desconfianza, razones y compromisos… dejarla en un hilito de voz.
Pero ella espera, a veces cansada, a veces sin fuerzas aparentes,
siempre espera,
a veces agazapada, esperando a que pase el peligro o el abandono,
esperando a que llegue su momento de saltar como un felino,
dejando una estela de chispas de colores en el aire.
La niña que canta dentro de mi pecho es pellizco y alerta
cuando alguien traspasa mi territorio sin permiso
Descubre la mentira, “está mintiendo”, la apariencia.
Suele ser torpe en descubrir la violencia sutil, las convenciones sociales
pero finalmente las reconoce y saca su escudo.
La niña que canta con voz potente
sabe el camino que he de tomar.
Se alimenta de entusiasmo e ilusión
de campos verdes que ondean al sol.
Canto contigo, Amancio “Tengo en el pecho una jaula, en la jaula dentro un pájaro, el pájaro lleva dentro del pecho una niña cantando…”

Photo by Joshua J. Cotten on Unsplash
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