El árbol de las ramas entrelazadas

niko-soikkeli-333391

Photo by Niko Soikkeli on Unsplash

Texto: Susana Aragón Fernández

Él ha decidido llevar adelante el divorcio y no te queda más remedio que aceptarlo. No hay forma de hacer unir los caminos de los dos: las carreras profesionales de cada uno están a kilómetros, el mundo de cada uno separado por un mar. Ninguno de los dos está dispuesto a dejar lo suyo para ir hacia el otro. Tú sabes que es el hombre de tu vida y él quiere divorciarse de ti. Sabes que te quiere pero no quiere seguir adelante así.

Aunque siempre vayan contigo su voz grave, su olor a tierra y a sol, su piel tostada, sus maneras pausadas y varoniles, habéis firmado los papeles que dicen que os habéis divorciado. Pero tu corazón no entiende de firmas, sólo entiende que lo quieres con firma de divorcio y sin firma de divorcio. Lo quieres cuando te es posible abrazarlo y amarlo y lo quieres en la distancia, cuando hay muchos kilómetros por medio.

Tu corazón lo añora y no termina de entender esos mensajes que lanza tu razón: “debes renunciar a su amor. Ahora eres una mujer divorciada y debes decir adiós a lo que sientes para poder seguir adelante, para poder estar libre y poder conocer a alguien con quien compartir tu vida”. Porque quieres compartir tu vida. Pero lo añoras y lo sueñas siempre. Te imaginas de viejecita con él, también viejecito, sentados en una playa mirando al mar. Y ese sueño es difícil de borrar, muy difícil.

Como si fuerais un árbol milenario, tus brazos son ramas entrelazadas con sus brazos, tu cuerpo está fundido al tronco de su cuerpo y las raíces de tus pies se clavan en el suelo mezclándose con sus raíces.

No puedes engañar a tu corazón por más que te apuntes a esa página de internet que te facilita ampliar tu círculo de amistades, por más que te digas que quieres conocer a alguien, por más que insistas en que tu historia de amor terminó. Tu corazón sabe lo que quiere, lo que siente y con quién vibra. Dicen por ahí que el corazón tiene razones que la razón ignora. ¿Quién puede hablarte de amor si en tu corazón no hay espacio para la rabia, la decepción, el reproche, la ira, el rencor? ¿Quién sabe qué hacer con tu dolor?

nathalia-bariani-100947

Photo by Nathália Bariani on Unsplash

Si lo que has visto o leído en esta entrada te ha animado a reflexionar sobre algo, si te ha recordado algo de tu vida, si te ha provocado una emoción puedes compartirlo haciendo un comentario. También puedes invitar a tus amigos, a tus amigas, a tus familiares… a seguir este blog si crees que les puede gustar. ¡Muchas gracias por estar ahí!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s