
Foto de Jeremy McKnight en Unsplash. Texto de Susana Aragón Fernández
Hemos pasado unos cuantos días sin vernos. Las vacaciones de Semana Santa. Hemos descansado mutuamente, unos de otros, y así nos reencontramos a la vuelta con ganas y alegría. Los castaños de Indias que dejamos con las hojas brotadas pero pequeñas, lucen radiantes con sus cucuruchos de flores blancas. Hemos oído el sonido primaveral del cuco por los bosques y las noches ya se van adornando del sonido siempre sorprendente del autillo en las calles silenciosas de la ciudad.
El primer recreo de la vuelta trae a Uxue* con sus seis añitos, su cara blanca y redonda como a un pajarillo triste que busca un ala donde cobijarse y se acerca a mi bata de cuadros de color turquesa para contarme su pena “estoy triste… es que mi madre no tiene novio y no puede con nosotros tres…”. Tras un rato en el patio con ella, un rato de breves palabras y dejando al pajarillo apoyarse, desahogarse, calmarse…. aparece Sonia para contarme con su chispa pilla “¿sabes? memamorao de Martín, de 1º A, porque es el más listo y Ainara también. No sabemos cómo decírselo… le queremos dar besos… Y después de esta confidencia infantil y graciosa sus ojos y su cara se llenan de complicidad y dice con aire pícaro “¿te acuerdas que te vi besándote?”.
En clase Sami, que ha llegado una hora tarde, no deja de llorar y en un aparte me cuenta que cuando está triste o llora, su madre le pega y que eso le pone todavía más triste y muchas palabras más que brotan del dolor en su cuerpo menudo y flaco. Y Manel cuenta que ha ido a un pueblo con mar y también al Sádar con su padre a ver un partido de Osasuna. A Michel le han puesto gafas y le han comprado un juego para la Nintendo. Aimar ha estado de camping con sus abuelos y un día vieron unos flamencos en una laguna y “¿sabes? tenían las patas larguísimas y de color rosa” . Abril nos cuenta que su papá, que es músico, ha compuesto una canción y la escuchamos en clase. Se titula “Nada es nuestro”.
Nada es nuestro, ciertamente y los caminos que recorremos ¡son tan dispares!… en la misma época cada uno vive su niñez, sus 6 años, de mil maneras: con música serena y tranquila, con sombras amenazadoras, con cariño y seguridad, con incomprensión y alerta, con miedo y tensión, con alegría y color… Aparentemente un mismo camino, un mismo patio, una misma clase, unas mismas maestras… y músicas que suenan a la Primavera de Vivaldi o a las músicas tenebrosas de las películas de terror. Nada es nuestro, ni yo misma me pertenezco: el ala turquesa es tu refugio, los abrazos son para ti, el tiempo y el silencio para escucharte, la alegría de las experiencias bonitas y los descubrimientos. Nada es nuestro.
* Por supuesto, los nombres están cambiados.
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