
Primera Navidad en “petit comité”: dos generaciones, padres e hijos. Primera Navidad de total cercanía. Los chicos nos sorprenden en la Nochebuena poniéndose elegantes para la cena con sus camisas destinadas a las grandes ocasiones. El mayor ha cobrado su pequeño sueldo de entrenador de fútbol del equipo de niños donde lleva un tiempo y parte de ese dinero lo dedica a comprar bebidas para compartir en esta noche especial. Estamos contentos. Paterfamilias siente un poco de “orfandad” en cuanto a su familia de origen, ahora que se mezcla la ausencia de su madre y las restricciones para ver a sus hermanos y sobrinos. A esto se une la pena y el dolor de ausencias de quienes se nos han ido este año y preocupaciones por diagnósticos médicos y enfermedades cercanas. Navidad de tristezas y alegrías, de ausencias y presencias, noticias duras y esperanza.
El árbol de casa todos los días enciende sus luces, lo mismo que las lamparitas que acompañan al belén y al niño Jesús. Todo es más simbólico y parece tener más sentido. Todo es más pausado y silencioso. También en casa de los abuelos hemos tenido un especial cuidado este año en cuanto a decorar y colocar lucecitas que anuncian la Navidad. Una forma de mantener la esperanza encendida. La familia distribuida. La familia “dosificada” priorizando la compañía de los más mayores. Los mensajes de cariño del wasap y del correo electrónico. Un entrañable desayuno de amigas para desearnos Feliz Navidad. Las bellas flores de Pascua para regalar y llevar alegría. Detalles de agradecimiento.
Algunos lloran estos días, otros bailan en medio del temporal y la realidad supera en belleza a la ficción, algunos rezan, agradecen y confían, otros cantan paralizando el tiempo, algunos tienen un momento triste, otros se lamentan y se quejan de su suerte, algunos no son conscientes del privilegio de tener a toda la familia reunida en ese pueblo que amanece con una fina capa blanca el día 25 de diciembre: la familia, los leños del fuego y los juegos de cartas en la mesa.
Un pequeño portal de Belén con su diminuta hoguera encendida acompaña nuestra cena. Viandas artesanas muy sencillas: bolitas de croquetas que se llevan la mayor parte del tiempo de preparación. Villancicos y otras canciones con la sorpresa de escuchar esas voces que ya se han convertido en graves voces masculinas. Navidad para descubrir las voces de los propios hijos, cantando con pasión Wish you were here, de Pink Floyd, el mejor “villancico” de esta Navidad, en nuestra casa. Para mí no puedo pedir más. Sí para quienes no tienen tanta suerte, o aún teniéndola, no pueden percibirla. ¡Que llegue la Navidad a cada hogar!
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