
Photo by Josh Hild on Unsplash Texto: Susana Aragón Fernández
Viejo continente,
paseantes acomodados,
mirando por encima del hombro a los vecinos,
inflados, creyendo estar más allá del bien y del mal,
dando por supuesto que nada podrá alterar los propios planes,
la propia vida
Almas arrugadas,
polvo de arrogancia entre sus pliegues
sentirse dueños y señores
Jactándose de SABER, CONOCER
Confundiendo datos y conocimientos con SABIDURÍA
Y llega el terremoto
removiendo edificios y tranquilidades
y llega la insolencia de sesudas justificaciones:
científicos que aseguran lo inasegurable
“aquí no puede pasar”
Tampoco contaban con el virus
y se le recibió minimizándolo y hasta entre bromas,
(bromas de sobradetes)
haciendo el ridículo de creernos superiores
y algo tan pequeño terminó con nuestra arrogancia.
Ahora entre temblores las doncellas prudentes
nos recuerdan que somos un puntito en el universo:
pequeños seres necesitados de fuego: luz y calor.

Photo by Guilherme Stecanella on Unsplash
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