
Photo by Yoksel 🌿 Zok on Unsplash Texto: Susana Aragón Fernández
No se la llevó el coronavirus, aunque finalmente dio positivo, sino esa enfermedad que la fue mermando durante tres años y que le hizo ir borrando día a día recuerdos, vivencias, rostros, nombres, palabras… Se llamaba Jacinta y siempre había sonreído al hablar de su pueblo, de su niñez, de las aventuras ahora impensables para las nuevas generaciones. Una casa de pueblo, sin agua corriente, sin calefacción, por supuesto sin electrodomésticos… sin lujos, pero llena de familia, voces, sudores, preocupaciones, risas, ajetreo, mil quehaceres… sus padres y abuelos, sus siete hermanos, los tíos y familiares que pasaban allí temporadas. Nunca se sintió como entonces: con tan pocas comodidades y tan llena de una calidez y alegría que ya no volvería. Un mundo sin coches, sin televisión, sin teléfonos. Siempre añoró esos años.
Pasaba de los 90. A sus padres los perdió hace tiempo. A sus abuelos todavía hace más tiempo. Tíos y familiares. No queda nadie del tiempo de su infancia. Muchos amigos y vecinos también se fueron yendo. Hace no mucho también se fue su marido. Las ocupaciones y los trabajos quedaron atrás, lo mismo que los cuidados a sus hijos y a los mayores de la familia. El verbo cuidar pasó a conjugarse en su voz pasiva: ser cuidada. El cuerpo y la salud también fueron teniendo sus holguras.
Ver a una persona de esta edad y de menos también… es ver a alguien que lleva en su espalda mucho vivido y muchas despedidas.
Cada arruga, una reverencia.
Cada achaque, respeto.
Cada lapsus, una gran ternura.
La humildad, por fin aprendida, admiración.
Los cuerpos transformados,
las almas dulcificadas, todos los honores.
Muchos se nos han ido silenciosos, sin querer molestar, sin decir nada más que lo que ya ha dicho su vida. Se nos han ido quizá solos, quizá conformes, quizá con frío, quizá con miedo, quizá confiados…
Jacinta se nos fue también, cuidada, acompañada, querida y según contaban sus hijos: «el Alzheimer no logró hacerle olvidar las oraciones que siempre rezaba, las canciones de tiempos de la posguerra y el himno a San Miguel Arcángel». DEP.
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