
Texto_ Susana Aragón Fernández
La cueva repleta de bártulos tanto tiempo,
bártulos “porsi”, nacidos de antiguas miserias
retales enmarañados, escombros arrinconados
trozos de maderas, viejas cacerolas
“porsi”, por si un día hace falta
“porsi”, por si nos saca de un apuro
Una gruta sin espacio para nada más
la vida aprisionada entre cacharrería inservible
grises compromisos, el desorden y el caos
retumbando en las paredes un eco de frío, hambre y miedo.
La vida que no cabe en ese pequeño lugar
sin una pequeña grieta por donde entrar el aire nuevo
sin espacio para los frutos nuevos de cada temporada
ausente el calor de las tardes de verano
Lastres que cierran la puerta
pesos en las espaldas magulladas
y sueños de liberación,
de desplegar las alas y sobrevolar el bosque
atravesando entre los árboles, descargando en pleno vuelo los temores
Ansias de barrer la caverna a las bravas
y abrir una ventana desde donde vislumbrar los campos de espigas verdes
bailando al ritmo del viento, mares verdes,
promesas que saltan bajando la montaña.
Y dejar que la cavidad antes mortecina y “llena”, se vacíe
con un primer sobresalto ante la recién llegada Nada
y se convierta en matriz redonda y libre
abierta a la brisa en medio de su soledad
jugosa como fruta de verano.
La cueva llamada “El refugio del SÍ”
donde se instala la VIDA, dulce huésped.
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Me ha encantado Su, precioso, mucho.
Enhorabuena
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¡Me alegro, Pilar! ¡Gracias por comentar! Ahí te va un gran abrazo.
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