
Vale que estamos en los tiempos del muesli, los audiolibros, el cliqueo, los arboricidios, los tápers, el buenismo, el vallenato y el postureo, la carne halal y la posverdad.
Vale que nos rodean los videojuegos, los youtubers, Instagram, influencers, pantallas, zascas, el correo electrónico, whatsapp, las fake news, las play station, las aplicaciones y copias de seguridad.
Vale que vivimos con ratones, pantallas, redes sociales, realidades virtuales, consolas, comida rápida con mil y un envases y culto al cuerpo con sus proteínas y cirugías estéticas.
Vale que los virus circulan por las ondas, como los piratas y el pan nuestro de cada día se llama Internet y a Internet acudimos para todo en busca del correspondiente tutorial.
Vale que son tiempos de Google, hip hop, mil cosas de usar y tirar, wifi, twitter, descargas, brackets para dientes perfectos, afán de cuerpos perfectos, cabello perfecto, aspecto perfecto…
Hoy brindo por recuperar la bizcochada y su galleta maría flotando, el betún de los zapatos, los cumpleaños felices entre primos y velas, los caramelos de la abuela entregados a escondidas de mano a mano, la ropa de quita y pon, el olor del pan tostándose lentamente, los cantos de sobremesa, los aplausos en el cine al final de la película, el calor del pijama en la estufa antes de ir a dormir, los bailes en cualquier momento, el relleno y la sangrecilla (“txuri ta beltz”), la palabra dada, el honor y los buenos modales, los masajes con vick vaporub, las consultas en directo de las recetas de cocina a la propia madre o abuela.
Nuevos tiempos con viejos aromas.
¡Feliz año 2020! Con mis mejores deseos, allá va un gran abrazo.
Susana, ¡ feliz año!!
Recuperar la bizcochada y los cantos de sobremesa!!! me he acordado de mis abuelos. Besos
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¡Los abuelos! ¡Aprendimos tanta vida y sentimos tanto calor a su lado! Te deseo un feliz año lleno de todo aquello que merece la pena. Un gran abrazo, Susana.
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