Foto: http://www.upsocl.com/mujer/5-cumplidos-que-debes-dejar-de-dar-a-padres-de-hijos-con-sindrome-down/
Texto: Susana Aragón Fernández
Me llamo Gabi y vivo en Pamplona con mi madre. Mi tía y su familia viven en Ansoain y el resto de la familia, los abuelos y muchos tíos y primos viven en el país donde nació mi madre. Mi madre es mi Mamá y es muy grande y muy buena. Tiene una sonrisa muy ancha, sobre todo cuando viene a recogerme al colegio. Sus ojos castaños también saben sonreír y cuando su boca y sus ojos sonríen yo me siento el más feliz del mundo. Cuando alguna vez se enfada (¡más vale que son pocas veces!) desaparece su sonrisa de su cara y siento que algo me falta, siento miedo de que no vuelva a aparecer, que se quede seria para siempre o enfadada… y me echo a temblar. Luego cuando vuelve a sonreír vuelvo a estar tranquilo porque todo está bien, sé que puedo dejar de preocuparme porque ella está ahí y sus ojos me dicen que sería capaz de todo por mí. Como si tuviera unos superpoderes, así la veo yo. Eso es que me quiere mucho, claro. Y yo también, si ella está cerca, no tengo nada que temer.
Mi madre dice que de pequeña en su casa siempre había mucha gente. En cambio nosotros somos sólo dos: vivimos ella y yo. Somos dos y sabemos uno de otro sin siquiera hablarnos. Yo sé cuándo ella está triste o preocupada por algo o cuándo algo le pone muy contenta y ella también sabe cuándo estoy cansado, cuándo estoy enfadado o feliz… No sé cómo puede pasar esto, pero es así. Mis compañeros del cole también tienen papá. Yo sólo tengo una mamá, pero que vale por dos. Para mí es grande, muy grande.
El otro día se disgustó mucho cuando íbamos en la villavesa y una señora conocida, pero no mucho, se nos acercó, me miró e hizo alguna carantoña de las que se hacen a los niños pequeños, pero como a distancia, no sé cómo decirlo, no era una caricia de verdad. Yo iba mirando un cuento, como distraído y la Señora Poco Conocida se puso a hablar con mi madre y le preguntó que si es que no sabía lo que yo tenía antes de nacer… Se refería a eso de tener un cromosoma de más, que por más que me lo explique mi madre no acabo de entender. Ella creía que yo no estaba escuchando, o que igual el cromosoma de más no me dejaba darme cuenta de que no había cariño ni preocupación por mí ni por mi madre en su comentario. La villavesa iba repleta de gente y otra gente también pudo escuchar esa pregunta ¿No sabías lo que él tenía antes de nacer? Había veneno en esa pregunta, yo lo sabía y sabía que mi madre estaba sudando, incómoda, sin saber por dónde salir, expuesta así a otras personas…
Sé que se disgustó mucho y cuando llegamos a casa sacó un juguete nuevo para que me entretuviera y ella estuvo un rato a solas, seguramente estuvo un rato llorando. Yo no habría sabido responder a la pregunta de la señora, pero sí sabía que mi madre estaba dolida. Así que me puse a jugar intentando no molestarle.
Cuando ya estaba en la cama y ella creía que ya dormía, llamó por teléfono a su hermana, o sea, mi tía, y le contó lo que nos había pasado en la villavesa. «¡Fíjate lo que me ha preguntado una mujer en la villavesa, delante de toda la gente que estaba pegada a nosotros: si es que no sabía, estando embarazada, que Gabi tenía síndrome Down!… ¡No, no lo sabía! ¿Y si lo hubiera sabido?… ¿Qué pasa, que tenía que eliminarlo? ¿Tengo que justificar la vida de mi hijo?¿Y quién le dice a esa señora que su hijo no pueda tener un accidente o una enfermedad en su vida y qué va a hacer?… ¿Y si su hijo pierde la vista o tiene un accidente y se queda tetrapléjico? ¿Lo va a eliminar porque ya no está bien?… ¿Y si con el tiempo inventan algo para descubrir otras cosas, como el autismo, la tendencia a una enfermedad, la tendencia a la violencia, o a la delincuencia… si descubren que tu futuro hijo puede tener una esquizofrenia, o puede convertirse en un ultra de esos que van buscando pelea y dando palos antes y después de los partidos…? ¿Nos van a hacer pruebas de todo eso antes de dejar que un niño nazca?
Gabi es un niño sano. Tiene eso que dicen, síndrome Down, pero es un niño sano y es mucho más sabio que mucha gente en las cosas más importantes de la vida: él sabe vivir y sentir. Sabe lo que le pone triste, lo que le pone alegre, lo que le enfada…. Y sabe perfectamente cómo me siento en cada momento y es capaz de acompañar sin juzgar, sin cuestionar…. ¿Quién puede decir lo mismo de sí mismo?»
Mi madre sentía mucha rabia, enfado, tristeza, indignación… y más cuando al día siguiente leyó la noticia del periódico: “Casi todas las españolas que saben que su hijo tendrá síndrome de Down abortan, según una ONG”
Si te ha gustado lo que has visto o leído en esta entrada, si te ha animado a reflexionar sobre algo, si te ha recordado algo de tu vida, si te ha provocado una emoción… o simplemente te ha entretenido, puedes darle a “me gusta” o puedes escribir un comentario que hace mucha ilusión recibir. También puedes invitar a tus amigos, a tus amigas, a tus familiares… a seguir este blog si crees que les puede gustar. ¡Muchas gracias por estar ahí!
Muy chulo el artículo!!
Me gustaMe gusta
¡Gracias, Dani! Muchas gracias por lanzarte acomentar. Un abrazo.
Me gustaMe gusta