Adopción

Dibujo Kimberlyn R., Fotografías y texto: Susana Aragón Fernández

Pronto ha llegado la primavera, pronto llegarán las frutas del verano. Pronto Langarica se llenará de los aromas de albaricoques, melocotones, ciruelas y paraguayos. Pronto los dulces sabores alegrarán nuestros días. Y llegará el indulto de algunos huesos de frutas especialmente deliciosas (Son tan deliciosas porque Josetxo sabe bien quién las cuida y las sabe esperar). Y descansarán los huesos venerados en la tierra de las jardineras en vez de en la bolsa de los desperdicios orgánicos.

Y en la próxima primavera muchos brotarán, como están brotando ahora los del verano pasado. Bebés arbolitos que surgen de repente un día y se estiran al sol. Se asoman las distintas hojas al principio totalmente desconocidas y poco a poco con sus distintos contornos.

Ellos tienen entre seis y siete años. Vemos un día una breve proyección del desarrollo de una semilla a cámara rápida. Nos enamoramos de ese milagro: cómo de una pequeña semilla brota la vida. “En mi casa están brotando arbolitos porque el año pasado fuimos enterrando los huesos de las frutas más ricas en las macetas del balcón y de las ventanas. Y también por unas bellotitas que encontré en el campo. Si alguien quiere “adoptar un arbolito bebé” que me escriba una carta pidiéndolo y contando cómo cree que va a cuidarlo o lo que quiera”. Hay chispa y entusiasmo en sus ojos y en sus cuerpos.

Pedid y se os dará, se nos dijo. Rápidamente los niños redactan sus cartas, sus deseos, su compromiso de adopción y rápidamente les van llegando pequeños arbolitos que, felices, llevan a sus casas. Vemos en la pizarra digital imágenes de cómo podrían ser de grandes, sus frutos… y todos quieren frutales. ¿Qué hacemos entonces con las encinas que también están brotando después de aquella excursión por el valle de Guesálaz?

Una niña ha expresado con claridad que quiere “cualquier arbolito” y ella recibe una encina. “Mirad, esta es una encina recién nacida. Es un árbol muy generoso porque da muchas bellotas y las regala a los animales, como los jabalíes, las ardillas, los ratones de campo, algunos pájaros…. Gracias a las encinas pueden vivir muchos animalitos”. También vemos imágenes de bellas encinas y sus frutos. “Quercus ilex, fijaros que todas las plantas tienen un nombre coloquial, encina, y un nombre científico, que está en latín”. La niña la recibe con complacencia y como si de un bebé se tratara. Y ya el resto empieza a mirar también las encinas con mucho cariño.

La Naturaleza, avalancha de semillas, locura de vida, milagros día a día, exuberancia y potencia y entre todo ello el más espectacular colorido, el de los corazones entusiasmados de los niños.

Hugo
Julia
Nicolás
Angélica
Christian
Miriam
David
Denisa

Kimberlyn
Denis
Sheila
Julia
Miriam
Christian
David
Hugo

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2 comentarios

  1. Yo también recibí uno de esos pequeños árboles y lo veo crecer cada día. Cada mañana me levanto y abro la ventana con la ilusión de contemplar si tiene nuevas hojas, pequeñas ramas o incluso flores.
    Le hemos buscado un rincón precioso, acompañado de una casa para pájaros y un banco de forja. Y suelo pasar ratos a su lado sin más objetivo que sentirme acompañada. Gracias Susana

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    • ¡Qué alegría, Paloma! Me encanta imaginarte al lado del arbolito, tal como lo cuentas. ¡Y qué ilusión que este año haya dado sus primeras flores! Mil gracias por tu comentario, gracias por darme esas buenas noticias de vez en cuando y gracias por disfrutar de esta manera tan sencilla de la Naturaleza. Un gran abrazo, Paloma

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