Acuarela y fotografía: Joaquín Fernández Sánchez

Texto: Susana Aragón Fernández

El tío Joaquín siempre fue joven. Aun siendo abuelo, era joven e incluso cuando se nos murió, lo seguíamos viendo joven.

Era de esas pocas personas que a veces la vida te regala y que “te mira bien”. Como esos espejos de algunas tiendas que te devuelven una imagen de ti estilizada, su mirada te decía siempre “tienes bondad, tienes belleza, tienes valor, eres especial para mí, eres importante sin necesidad de que tengas que hacer nada, por ti misma eres grande”. En el trasiego de otras miradas que te cuestionaban, que te devolvían una imagen de ti pequeña, raquítica, sin valor, su mirada te aseguraba que eras una persona digna de amor y con el tiempo has descubierto el gran bálsamo que una mirada amorosa puede ser. Esa mirada te ayuda a crecer, a ir creyendo en ti, a dejar de sentir la necesidad de demostrar nada a nadie porque sin más, eres valiosa y vale. Te lo dicen sus ojos.

El tío Joaquín, animado por sus hijos y nietos, enseguida se puso al corriente de las nuevas formas de comunicación. Su nieta la mayor, le ayudó a instalar el wasap en el móvil y su hijo le ayudó a familiarizarse con Facebook, donde se hizo una cuenta. Empezó a enredar y se maravilló al comprobar la facilidad para descubrir a sus grandes artistas. El día que encontró el video de su cantante favorita, Mª Dolores Pradera, cantando “La flor de la canela” no cabía en sí de alegría y rápidamente lo compartió en su muro, con un breve comentario “la mejor”.

Cuando llegó la enfermedad, tuvimos más encuentros familiares, quizá intentando apurar la compañía, el afecto, conscientes de que quizá se nos terminaba el tiempo. Más encuentros familiares y más conversaciones por wasap, compartiendo la vida y los momentos. El último cuadro que pintó, la acuarela con ese bosque nevado de Aralar, quedó inmortalizado en el wasap junto a la conversación. La última frase que te mandó “ya volverá abril” era una mezcla de aceptación, despedida, incertidumbre, esperanza… Y en abril él ya no estaba entre nosotros: nació en un octubre lejano y se marchó en el último febrero. Ahora es difícil desprenderse de todo eso: borrar las palabras escritas, las fotos compartidas, los mensajes… su última foto en su perfil de wasap con un dibujo realizado por uno de sus nietos: un personaje morado con cinturón amarillo con grandes ojos y que saca la lengua.

Cuando muere alguien así sientes una gran pérdida y a la vez eres capaz de agradecer intensamente su existencia y el bien que su mirada buena te ha hecho. ¡Gracias!

Fotografías: Cortesía de la familia Fernández Gómez

https://www.youtube.com/watch?v=A0yJYljd5Oc

https://www.youtube.com/watch?v=1H2ongU4bfM&feature=share

Jazmines en el pelo y rosas en la cara,
Airosa caminaba la flor de la canela,
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba.

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera.
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba del puente a la alameda.

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